Uno de los aspectos que con más fuerza comienza a aflorar en las investigaciones sobre el exilio republicano español es la existencia de redes culturales y científicas previas, tejidas en las décadas de los años veinte y treinta con las que se convertirían en instituciones de acogida, así como con los profesores que ayudaron o gestionaron la contratación de los recién llegados. Dichas redes sirvieron de plataforma en la recalada de los profesores españoles republicanos que, en muchos casos, tuvieron que vagar por varios países a la búsqueda de un destino mejor.