El CSIC refuerza su compromiso de cooperación con los países del Sur Global

Tuesday, 09 September, 2025

El CSIC destaca el compromiso de varios proyectos con el desarrollo social y económico en África basado en la ciencia. Entre ellos, el proyecto en la Garganta del Olduvai (Tanzania), liderado por el investigador del Instituto de Historia Ignacio de la Torre.

Nuestros antepasados producían herramientas de hueso un millón de años antes de lo que se creía anteriormente. En marzo de 2025, este estudio internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) dio la vuelta al mundo, pues los resultados cambiaban datos anteriormente aceptados por la paleoantropología. Esto fue lo que resaltaron los titulares, pero, tras los focos, se encontraba la clave del éxito de la investigación: el compromiso del CSIC con el desarrollo social y económico en África basado en la ciencia.

Y es que el proyecto en la Garganta del Olduvai (Tanzania), liderado por el investigador del CSIC en el Instituto de Historia Ignacio de la Torre, ha contado en sus diecinueve campañas hasta la fecha con la colaboración de la población Masái de la zona, que se ha especializado en el trabajo fino desarrollado en las excavaciones. Esta colaboración no solo fomenta el desarrollo científico, sino que también proporciona empleo y formación a las comunidades locales.

“El trabajo del equipo de Ignacio de la Torre es un claro ejemplo de éxito de la estrategia de cooperación científica en África que el CSIC viene implementando desde hace años”, señala Javier Moreno, vicepresidente de Relaciones Internacionales. “Nuestro objetivo, siguiendo la Agenda de Innovación Unión Africana (UA)-Unión Europea (UE) aprobada en 2020, es transformar los esfuerzos en investigación y desarrollo en productos, servicios, empresas y puestos de trabajo tangibles”, añade.

Una de las acciones más relevantes del CSIC en el ámbito de la cooperación ha sido su reciente incorporación como socio fundador de la Alianza Europea de Investigación para el Desarrollo Sostenible (ERASuD, por sus siglas en inglés). Desde 2023, y junto a otras grandes instituciones europeas de investigación de Francia, Alemania, Italia, Suecia, Finlandia, Dinamarca y Noruega, ERASuD trabaja en reforzar la estrategia para el desarrollo sostenible en colaboración con países del Sur. El propósito de la Alianza es asegurar que la cooperación internacional en I+D+I con los países de ingresos bajos y medios siga siendo prioridad para la UE.

Convocatorias propias: el CSIC como agente ejecutor de cooperación

Más allá de la integración del CSIC en los diferentes mecanismos nacionales e internacionales para una cooperación científica más eficaz y sostenible, el organismo ha ido creando desde hace más de una década instrumentos propios que apuestan por el intercambio y la transferencia del conocimiento para un desarrollo sostenible.

En 2007 se convocaron las primeras ayudas LINCGLOBAL, que impulsan la interacción entre personal de investigación del CSIC y de organismos iberoamericanos en un abanico transversal de materias relacionadas con el cambio global. El objetivo es formular estrategias de respuesta desde distintas perspectivas, formar personal investigador especializado y divulgar ciencia a la ciudadanía de manera recíproca.

Un caso de éxito de las convocatorias LINCGLOBAL es el proyecto ConBio, liderado por Cristiano Araújo, investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN). Prolongado por más de cuatro años, ConBio ha conseguido implementar en diferentes grupos de investigación de Iberoamérica un nuevo método de estudio en el área de la ecotoxicología. Esta nueva tecnología amplía las medidas de evaluación de riesgo ecológico causado por la contaminación.

Además, ya en 2011, el CSIC creó la convocatoria propia i-Coop, para contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) mediante el fortalecimiento de las capacidades científico-técnicas de países receptores de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), con especial atención en África. “Todos los años aprobamos cuarenta proyectos para la formación de equipos de investigación y el intercambio de conocimientos”, señala Isabel Díaz, vicepresidenta adjunta de Internacionalización y Cooperación.

Aprovechando las oportunidades del programa i-Coop, el grupo de Belén Rodríguez de Fonseca, investigadora del Instituto de Geociencias (IGEO-CSIC-UCM), ha obtenido varios proyectos de este tipo desde 2014 para trabajar en distintas líneas de investigación relacionadas con servicios climáticos en África. “Actualmente, con el proyecto que tenemos en marcha desde enero de 2025, estamos estudiando los ciclones tropicales que se forman en la costa de Senegal, altamente vulnerable a estos fenómenos”, señala la investigadora. “Pero hemos trabajado en muchas otras temáticas, como la relación entre los episodios cada vez más frecuentes de lluvia extrema y los brotes anómalos de Malaria, por ejemplo”, añade.

Así, teniendo en cuenta los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030, el CSIC ha implementado acciones de cooperación científica en todas las áreas del conocimiento. En 2025 el organismo cuenta con cuarenta y ocho proyectos propios de cooperación en África distribuidos en veintitrés países y setenta y cuatro centros de investigación. Asimismo, en Latinoamérica ha implementado ochenta y cuatro acciones propias de cooperación científica en trece países y distribuidas en 140 centros.

Además de las convocatorias de cooperación con instituciones de países AOD, el CSIC ha aprobado en 2025, siguiendo la estela de las ayudas SAFE de la Unión Europea, unas ayudas propias para acoger a personal investigador de países en conflicto.

Los programas de cooperación y los acuerdos bilaterales con centros de investigación promueven la creación y consolidación de vínculos estables de cooperación científica entre grupos de investigación del CSIC y aquellos de instituciones de países en desarrollo. “Invertir en ciencia en países con menos recursos no solo forma parte del compromiso social del CSIC, sino que también se trata de una inversión de futuro mediante el fomento de nuevo talento científico”, señala la vicepresidenta adjunta. “Creemos firmemente que la ciencia es el catalizador de los cambios sociales”, añade.

Diez años de transferencia del conocimiento para la salud global

Durante la pandemia de covid-19, el CSIC puso la ciencia al servicio de todos y todas con especial énfasis en proporcionar herramientas y recursos para hacer frente al virus en los países más vulnerables. Por ello, en mayo de 2021, la institución puso a disposición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) un innovador test serológico desarrollado por un equipo del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) para facilitar su fabricación en diferentes países de África.

Esta acción de transferencia del conocimiento internacional se enmarca dentro del compromiso del CSIC con la salud global. La institución forma parte del proyecto internacional MediLabSecure, que en 2024 cumplió diez años de labor en la prevención de enfermedades infecciosas en los países del Mediterráneo, Balcanes, Mar Negro, Magreb y Sahel.

Pionero en poner en práctica la estrategia One Health, adoptada por la ONU para crear redes colaborativas transnacionales de laboratorios de análisis clínicos y salud pública, MediLabSecure transfiere las competencias técnicas necesarias para responder de manera eficaz ante alertas sanitarias de carácter infeccioso.

El universo no tiene fronteras

“Mirar las estrellas es un acto profundamente humano que nos une como sociedad. Ese universo al que miramos cuando levantamos la cabeza y observamos el cielo no tiene fronteras, así que, ¿qué sentido tendría ponérselas a la astronomía?”, son las palabras de Lourdes Verdes Montenegro, investigadora del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), cuando explica el compromiso de su equipo con la cooperación y la colaboración científica.

El grupo de Verdes Montenegro coordina la participación española en el desarrollo del Observatorio del SKA, que está construyendo los radiotelescopios más sensibles del mundo. También lidera la puesta a punto de un centro regional en España para esta gran infraestructura internacional. “La participación en el proyecto ha facilitado que fortalezcamos nuestras conexiones con varios países de África participantes en el proyecto SKA y ha ampliado la capacidad de nuestro grupo de trabajar por y para una ciencia abierta que sea accesible y colaborativa”, señala la investigadora.

Y es que, mediante los mecanismos propios del CSIC y los dispuestos por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidad y la Unión Europea, el equipo de Verdes Montenegro ha crecido en multidisciplinariedad y diversidad. Actualmente, por ejemplo, son beneficiarios de un proyecto i-Coop del CSIC. “Esta iniciativa se apoya en nuestro mayor valor intangible: la diversidad de nuestros miembros”, cuenta Julián Garrido, también investigador del IAA y coordinador de este proyecto. “Ahora mismo contamos en nuestro equipo con la primera doctora en Astronomía de Zambia, el primer radio-astrónomo de Madagascar y con el primer investigador de Big Data de Angola ”, destaca.

Esther M. García Pastor-Relaciones Internacionales/ CSIC Comunicación

Actividades de divulgación en una escuela de Costa Rica enmarcadas en un proyecto propio de cooperación del CSIC./ CIB-CSIC.